Muchos trastornos gastrointestinales pueden producir alteraciones en la secreción, en la sensibilidad gástrica y en la absorción de nutrientes. La gastritis, por ejemplo, es una inflamación del revestimiento del estómago que suele provocar dolor abdominal, náuseas y vómitos. La pirosis, se produce debido a una inflamación del esófago a causa de la presencia de ácido gástrico procedente del estómago. Los síntomas antes mencionados también pueden deberse a la presencia de una ulcera péptica.